Obesidad, el jefe de la mafia

La desinformación nutricional y la baja actividad física constituyen el principal factor de obesidad en los jóvenes, según el médico cardiólogo Fernando Siola Laurino, autor del libro Obesidad en el siglo XXI, que ya publicó su segunda edición. Según Siola, el tomar conciencia del problema que constituye no atender el tema de la obesidad y la aplicación de una política de prevención primaria son las claves para atacar el problema y evitar que esta «epidemia» se expanda. Entre las consecuencias de ser obeso no sólo están los riesgos cardiovasculares sino otras enfermedades como el cáncer, uno de los temas que tratará el libro que publicará a fin de año y que cuenta con la participación de diez especialistas.

— En el prólogo de su libro usted dice que la obesidad es la «epidemia de este siglo». ¿A qué se refiere?

— Hasta el siglo pasado las causas de mortalidad eran más bien infecciosas. Solucionado ese tipo de problema sanitario surge, a partir de fin del siglo pasado y principio de este, una nueva epidemia que es la obesidad. La obesidad es un factor de riesgo determinado por la American Heart, que favorece otros riesgos como el colesterol, la presión alta, la diabetes, el ácido úrico alto o las enfermedades cardiovasculares que en la población occidental corresponden al 40% de la mortalidad. Según estudios que se han hecho, en Uruguay alrededor del 50% de la población tiene sobrepeso, pero esa cifra crece día a día, por un tema de disalimentación, falta de ejercicio y sobre todo desinformación. El libro surgió un poco por esto, porque los pacientes a medida que pasaban los años me repetían las mismas preguntas que parecían tener respuestas obvias pero que estaban todas al revés.

MITOS. A la hora de plantearse el adelgazamiento, ¿qué mitos encuentra con más frecuencia en la información que poseen los jóvenes?

— Lo primero que hacen los adolescentes son dietas rápidas de una o dos semanas que lo único que provocan es la deshidratación. El adolescente por su tipo de personalidad quiere los resultados ya, entonces esa es la dieta que busca sin pensar que no subió los kilos en una semana y que es muy difícil bajar en ese tiempo lo que subió. Además, la mayoría de los adolescentes están convencidos de que haciendo ejercicio se adelgaza, entonces salen a correr dos o tres horas, quedan con la lengua para afuera y lo único que hicieron fue forzar las articulaciones, los músculos, favorecer algún tipo de lesiones. La alimentación tiene que ser balanceada y con un profesional idóneo en el tema que lo ayude a llevar adelante un plan. En cuanto al ejercicio lo que tiene que entender el joven es que tiene que hacer un plan gradual en el que se vaya testeando, a ver cómo resiste. Muchas veces a los adolescentes no les gusta ir al médico, al nutricionista, a nada que sea relacionado con la salud pero el joven tiene que perder el mito del médico ogro que lo va a pinchar o le va a hacer algo. Tiene que abrirse y consultar, porque existe un agravante muy grande hoy que es la anorexia y la bulimia, con una mortalidad alta.

—En los últimos 20 años la cultura gastronómica uruguaya ha cambiado con la introducción de las comidas rápidas. ¿Qué influencia cree que ha tenido en los jóvenes?

—Muchísima. Acá, como ya veníamos con una ingesta de grasas base por la ingesta de carne inadecuada que tenemos (sobre todo, asado, chorizos, morcilla), si bien se vio un pico, éste no fue tan acentuado. Hay otro tipo de alimentación que son los ácidos grasos trans que están metidos en las confituras, en las galletas danesas, que también engordan muchísimo y nos enmascaran la ingesta de grasa, tal vez, mucho peor que comer grasa directamente porque comemos y no nos damos cuenta, además son adictivos.

En los jóvenes es más problemático porque crecieron con esa cultura gastronómica que es mala desde el punto de vista nutricional. Se está viendo mucho más obesidad en los adolescentes de lo que se veía antes.

— ¿Se fomenta una generación de obesos?

— Sí, se está fomentando, desgraciadamente. Pero no es la única causa. Los hábitos de ejercicio y recreación de los adolescentes implican actividades sin movimientos, tales como: grandes televisores, teléfonos inalámbricos, video juegos, sedentarismo telefónico. La actividad física de los adolescentes ha bajado muchísimo. Ahora no nos levantamos a cambiar de canal, a mover la antena de la televisión, no bajamos los vidrios del auto, tenemos bloqueo o sea que no movemos ni la llave para abrir la puerta del auto, todas cosas que van ahorrando energía y que a lo largo de los años van sumando. Entonces, disalimentación y malos hábitos desde el punto de vista del ejercicio van dando la consecuencia normal de engorde. Y los adolescentes con sobrepeso tienen un gran porcentaje de ser adultos con sobrepeso. Estadísticamente el 75% de los niños obesos van a ser adultos obesos. La obesidad ya es un problema, pero en poco tiempo va a ser peor. La obesidad es como el jefe de la mafia: no mata a nadie pero dice ‘rompele la espalda, la rodilla, hacelo renguear, que tenga fatiga’ y después contrata a la hipertensión para que lo deje con una hemiplejia o que haga con colesterol un accidente vascular.

Pueden haber daños colaterales

Actualmente, Siola se encuentra coordinando un libro escrito por especialistas en el tema. El mismo contemplará la incidencia del sobrepeso en la salud general.

—¿En qué enfermedades puede incidir la obesidad más allá de los riesgos cardiovasculares?

—Cáncer. En uno de los capítulos vamos a mostrar cómo la obesidad puede favorecer diferentes tipos de cáncer. La obesidad da por sí misma una caída de las defensas, la cual disminuye el sistema de vigilancia y las células cancerosas, que normalmente se forman, no se destruyen y favorecen a la formación de todo tipo de cánceres, por ejemplo, de origen digestivo, urológico.

— ¿Cree que si el Ministerio de Salud Pública implementara una política educacional en el tema nutrición se evitarían otra cantidad de enfermedades?

—Yo creo que todas las políticas de educación son buenas en el tema de salud. El problema del Ministerio son los rubros, el manejo de muchos temas problemáticos. El tema de la alimentación para mi es prioritario y deberíamos darle más importancia de la que tiene.

—La obesidad se está comportando como un problema sanitario serio de este país. Tenemos que aprender a hacer prevención primaria, anticiparnos al problema y para esto no debe haber cosa mejor y más barata que hacer ejercicio y bajar de peso, lo que sin duda genera un beneficio para la calidad de vida del paciente y un ahorro de dinero para el Ministerio como para todo el sistema sanitario, porque si no, a la larga, el paciente va a terminar internado, en el CTI o muerto, y eso es lo que el sistema no quiere ni le conviene.

 

Fuente: https://www.elpais.com.uy/informacion/obesidad-el-jefe-de-la-mafia